martes, 31 de julio de 2007

Una Extraña Siega

Entre los incontables relatos acerca de «duplicaciones de heridas» figura uno referente a un granjero alemán y su mujer, que participaban en la siega cerca de Caasburg, en el verano de 1721. Al cabo de un rato la mujer dijo que sentía un tremendo desasosiego: que no podía permanecer allí un minuto más, que tenía que alejarse. Después de hacerle prometer a su marido que si se acercaba algún animal salvaje le tiraría su sombrero y echaría a correr, desapareció rápidamente. Pero aún no hacía unos segundos que se había marchado, cuando apareció un lobo que, tras cruzar un río cercano, avanzó hacia los segadores. El granjero le tiró un sombrero a la bestia, y ésta lo despedazó; antes de que el granjero pudiera huir, un hombre le clavó al lobo una hoz, asestándole un golpe mortal. La forma del animal cambió instantáneamente... y todo el mundo quedó horrorizado al ver que el hombre acababa de matar a la mujer del granjero.

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